Castigo y reprimenda

Castigo y reprimenda

“La gente dice que deberíamos dejar un planeta mejor para nuestros hijos. La verdad es que deberíamos dejar unos hijos mejores para nuestro planeta” 
– Clint Eastwood –

Para dejar hijos mejores es necesario corregirlos. Pero ¿cómo lograrlo de la mejor manera? En el capítulo que analizaremos hoy; “Castigo y reprimenda” del Podcast “La llave del éxito en tu hogar”. Los Licenciados Edith Bravo y Polo Franco, nos hablan acerca de la diferencia entre estas dos reacciones a los errores de nuestros hijos. 

Castigo o reprimenda

¿Qué diferencias hay entre castigo y reprimenda?

El castigo es la pena que se impone a la persona que ha cometido un delito, una falta o ha tenido un mal comportamiento. Y la reprimenda es una represión severa de desaprobación que se le hace a una persona a causa de su actuación o su comportamiento.

A simple vista podría parecer que hablamos de lo mismo. Sin embargo, la principal diferencia radica en que un castigo va a dejar dolor, desilusión, cosas negativas. Una reprimenda va a dejar reflexión y experiencia.

Educar con amor

Mucha gente tiene la idea de que sólo existen dos extremos; o se es muy duro con los hijos o se es permisivo. Creen que si un padre decide no aplicar castigos físicos o regañar a sus hijos fuertemente, entonces sus hijos crecerán para ser personas sin disciplina. Sin embargo los padres deben elegir entre el castigo y reprimenda basando en información factual y o dejarse guiar por opiniones.

Pero educar con amor no significa dejarles hacer todo lo que quieran. Es estar presente en los momentos en que requieren aprender. Señalar los errores con las palabras justas y necesarias para que pueda entender. Dar a nuetros hijos tiempo de calidad. Estar disponibles para ayudar a nuestros hijos a crecer, a construir principios sólidos y valores estables en su formación.

Educar con amor

Corregir a nuestros hijos

Es indudable que nuestros hijos están aprendiendo y necesitan que nosotros los corrijamos cuando están teniendo una conducta poco favorable. Los niños son inocentes, no saben. Están aprendiendo. Si se comportan de cierta manera es porque es lo que han visto. Nuestra responsabilidad como padre es enseñarles hasta que ellos aprendan.

Pero a veces cuando intentamos corregir a nuestros hijos lo hacemos de una forma poco adecuada. Que dejan en la memoria de nuestros hijos ofensas, castigos fuertes, palabras duras. Todo esto les puede dejar repercusiones en su desarrollo como adultos.

El castigo

El recurso más fácil es el castigo. Cuando un hijo hace algo que logra que la paciencia de los padres se agote, entonces suele venir el castigo. El problema es que los castigos comienzan a llenar de temor e inseguridades a la persona. Además de que, lejos de lograr corregir a los hijos, generan más resistencia en el ser humano.

Además de ello los castigos pueden tener repercusiones en nuestros hijos a largo plazo. Ya hemos hablado de la mente inconsciente y de cómo ésta no razona. Las palabras fuertes, los castigos físicos o de imposición, dejan en nuestro inconsciente miedo y la sensación de que somos malos. No nos invitan a reflexionar y aprender. Dejamos huellas imborrables en las personas que más amamos.

La reprimenda

Es por ello que muchos pedagogos, y psicólogos concuerdan en que la forma más adecuada es reprender. Las palabras son muy poderosas. Cuando reprendemos a nuestros hijos, usamos las palabras, los invitamos a reflexionar y a hacerse responsables de sus acciones. Sabiendo que las conductas poco favorables le llevarán a tener resultados poco favorables también.

¿Cómo puedo corregir a mi hijo?

Las diferentes inquietudes emocionales y mentales de nuestros hijos requieren que los padres estemos preparados. Dialogar abrir nuestro corazón realmente para que nuestros hijos reciban lo mejor de nosotros.

Cuando las emociones están fuera de control podemos decir cosas que lastiman a los demás y a su vez nos lastiman a nosotros. Es nuestro deber sanarnos para lograr ofrecerles una vida de calidad a nuestros hijos.

Pasos que podemos seguir

  • Calmarnos. Antes de intentar hablar con nuestros hijos es necesario que controlemos nuestras emociones y modulemos nuestra voz. Así podemos evitar decirles cosas que les hagan daño. Nosotros somos los adultos. Si no les mostramos con el ejemplo a controlar sus emociones, difícilmente lo van a aprender. Dicen que la palabra convence, pero el ejemplo arrastra.
  • Corregir. En esta etapa se trata de hacerles ver lo que están haciendo mal y cómo se hace. Esto se hace con mucha paciencia. Ya que estemos calmados, entonces podemos señalarles cuál fue su error. Explicarles por qué está mal y qué pueden hacer para evitarlo.
  • Reprimenda. Si la situación se repite, entonces es momento de explicarle qué limitantes va a tener a causa de sus propias acciones. Que sepa que todas nuestras acciones en la vida tienen consecuencias. Todo esto siempre debe ser hecho con mucho amor y utilizando las palabras. No insultando, no usando groserías, no levantando la voz. Sino con mucha paciencia.

Conclusión

Si educamos de esta forma, crearemos seres humanos que podrán transformar el mundo en un lugar de paz. Porque habrán aprendido a solucionar las cosas sin violencia, a ser responsables. Así logramos educar a seres humanos más conscientes. Esperamos que hayas aprendido algo nuevo. Recuerda que puedes escuchar el capítulo completo de “Castigo y reprimenda” de “La llave del éxito en tu hogar”. También te invitamos a que escuches los demás Podcasts que tenemos disponibles para ti en Radio Claret América. Porque siempre hay espacio para mejorar.

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