Hacerse la víctima ¿te quejas todo el tiempo?

Hacerse la víctima ¿te quejas todo el tiempo?

Todos hemos conocido alguna vez a una persona a la que le gusta estarse quejando de todo, todo el tiempo. Ese tipo de personas que señalan todos los problemas, pero no aportan soluciones, a eso se refiere “hacerse la víctima”, también llamado “Victimismo”. Es por eso que en el capítulo “Victimismo crónico”, del Podcast “Amar, vivir y sentir”, el Lic. Rafael Salomón nos habla acerca de las características de estas personas que tienen como estilo de vida quejarse. Y qué hacer para mejorar si detectamos que esa persona somos nosotros.

¿Qué es el victimismo crónico?

El victimismo crónico no es un trastorno. Pero hace que las personas adopten dinámicas de pensamiento y comportamiento problemáticos. Es un rasgo psicológico que afecta las emociones y las relaciones con las demás personas. Esto les aleja de la felicidad. Son personas que se están quejando todo el tiempo, por cualquier cosa. 

Siempre encuentran a quien o a qué echarle la culpa de sus desgracias, no saben reconocer sus propios errores. Creen que las circunstancias de su vida siempre están fuera de su control. Es tal el problema, que los demás comienzan a percibirlo como parte de su personalidad. Justificando a su vez su falta de responsabilidad y ánimo para cambiar las cosas. Estas personas se centran siempre en el problema y casi nunca en cómo solucionarlo.

Características de una víctima crónica, personas que se “hacen la víctima”.

Por supuesto todas las personas somos diferentes. Pero hay algunas características que nos pueden decir que somos o estamos  al lado de una víctima crónica:

  • Se frustran al no recibir la ayuda en la cantidad deseada. Esperan que las demás personas estén ahí para solucionarles los problemas y cuando no es así se sienten molestos, frustrados y aún más impotentes.
  • No juzgan sus acciones. No realizan autocrítica porque asumen que lo que les ocurre no está en ellos.
  • Se justifican. Siempre habrá un pretexto o excusa que ellos consideran válida para no hacer o dejar de hacer.
  • Exageran los hechos. Es común que para poder mostrar el tamaño de la desgracia como ellos la perciben, exageren las cosas.
  • Manipulan consciente o inconscientemente.
  • No asumen responsabilidad. Al no juzgar sus acciones y justificarse todo el tiempo, evaden la responsabilidad.
  • Viven “indefensos” porque se asumen así.
  • Se quejan de todo, no les gusta nada. Pero no proponen cambios.
  • Si les preguntas qué quieren cambiar, la respuesta es no lo sé.
  • Buscan la felicidad en el exterior. Al no saber reflexionar ni ejercer la autocrítica, creen que las cosas exteriores les ayudarán a sentirse mejor.

Todos hemos sido víctimas en algún momento

Hay experiencias que nos golpean y nos vuelven incapaces de reaccionar. Es natural que en esos momentos, en los que sentimos que no tenemos control sobre nuestra vida, nos sintamos víctimas. De las circunstancias, de la vida, de otras personas, etc. El problema es permanecer en eso. 

Cuando caemos en un estado de evadir responsabilidades y culpar de todo a los demás, entonces caeremos en un victimismo crónico. No podemos manejar todas las circunstancias de la vida, pero podemos ver qué está en nosotros cambiar para buscar una mejoría.

¿Qué puedo hacer para cambiar el victimismo crónico?

Primero que nada, la única persona que puede cambiar el sentirse como una víctima todo el tiempo es quien padece este rasgo. Es muy difícil que las personas cercanas logren un cambio. Si crees que eres una víctima crónica, los siguientes consejos te pueden ayudar:

  • Autoreflexiona. Siempre es importante analizar qué hacemos, cómo lo hacemos, cuál es el estado de nuestra mente. Nadie mejor que nosotros para descubrir lo que está en nuestro interior.
  • Confía en que las cosas pueden ir mejor. Tener esperanza. Si vivimos sin esperanza nos estaremos perdiendo la oportunidad de vivir.
  • Dejar de lado las culpas. Si no te quita la paz ni la calma entonces podrás ver las opciones. Cómo emplear los recursos para salir adelante. Si rumiamos el problema y lo único que hacemos es preocuparnos, entonces no podremos hacer nada más.
  • Vivir en austeridad. No buscar las cosas superfluas. Vivir una vida relajada en la que solo consumimos lo que necesitamos. Ser conscientes de si estamos intentando vivir una vida que no podemos costear. Pensar si nuestra felicidad depende de los objetos, del dinero, de las cosas materiales.
  • Asumir responsabilidad. No culpar al resto de lo que nos falta. Dejar de pensar que los demás tienen que ayudarnos constantemente.
  • La realidad es una, pero en nosotros está interpretarla. Intenta interpretar la realidad desde una perspectiva diferente. Como vemos las cosas tiene que ver con quienes somos. Con nuestras herramientas, con nuestra perspectiva. Intentemos analizar lo que pasa desde diferentes puntos de vista.

Conclusión:

Reflexiona: ¿cómo asumes los conflictos en tu vida diaria? Es importante aprender a ser responsables. El mundo es muy complejo, tiene muchos matices. Y debemos asumir nuestra responsabilidad de una forma coherente, con voluntad y con ánimo. Que nos permita afrontar los problemas y no dando excusas o explicaciones, culpando a otros o exagerando nuestra desgracia. 

Esperamos que este capítulo te haya invitado a reflexionar. Si es así y quieres conocer más te invitamos a que escuches el capítulo completo. Recuerda también que tenemos diferentes Podcasts enfocados en ayudarte a crecer emocionalmente. Porque aquello que comencemos a trabajar hoy, será el cambio que veremos en el futuro.

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